Taller arte sacro

El Alcalde visita el taller de arte sacro de Miguel Ángel Arjona.

El alcalde, Valentín Bueno junto al concejal de juventud, Juan José Calero ha visitado hoy el taller de arte sacro de Miguel Ángel Arjona, un artista imaginero y restaurador que trabaja desde Villarrobledo a todo el país.

Bueno ha destacado la importancia que tiene que desde un pequeño taller situado en la calle Juan Valero de nuestra ciudad se trabaje por toda España, creando y restaurando imágenes y motivos religiosos desde la artesanía y el amor a su trabajo de Miguel Ángel.

El alcalde incide en la parte artística de este oficio que Miguel Ángel trabaja con sus manos, un trabajo artesano que realiza desde hace más de una década en nuestra ciudad y que es reconocido y demandado con obras y trabajos repartidos por toda España, con la firma de Villarrobledo.

Por su parte, Miguel Ángel Arjona explica que el interés por el arte religioso le llegó desde muy niño, haciendo sus pinitos en un taller de su localidad, Socuéllamos, quedándose finalmente a trabajar con lo que pudo seguir formándose y aprendiendo hasta que decidió emprender por sí mismo.

Un trabajo vocacional en su caso, destacando que su taller engloba todas las tareas relacionadas con el arte sacro, desde la creación a la restauración con todo lo que ello conlleva, todo completamente artesanal lo que supone un valor añadido que señala que hay que reconocer.

El taller de arte sacro de Miguel Ángel Arjona ha dejado su huella desde Mallorca a Orense y en numerosas localidades y ciudades de todo el país donde sus servicios son reclamados, no solo durante o para la Semana Santa sino que se trabaja durante todo el año.

Miguel Ángel Arjona trabaja junto a Santiago Alarcón que señala que su afición por el arte religioso le viene de familia, viviéndolo de cerca a través de su abuelo que era pintor y escultor, desarrollando ahora esa vocación en Villarrobledo y disfrutando de un oficio que afirma que le da muchas satisfacciones.

Concluye Miguel Ángel Arjona señalando que por encima del beneficio económico que como todo trabajo pueda suponer, el mayor orgullo es ver una obra terminada y recibir el agradecimiento de quienes les encargaron los trabajos, comprobando que éstos perduran en el tiempo con la firma de su taller y el trabajo artesanal de sus manos.

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